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Así es como los filósofos griegos definieron el proceso de aprendizaje, y los físicos cuánticos enseñan: ‘Sin conciencia no hay proceso cuántico’. Por supuesto, nuestros profesores se esfuerzan por satisfacer esta demanda, pero su buena intención no parece haber calado en los jóvenes, dado que la respuesta típica de muchos graduados del instituto es: ‘Nada tiene sentido; el cole, la vida son un castigo’ (Esty Quesada).
¿Cómo puede ser eso? Bien, se cometen errores en todas partes, pero no responde la pregunta: ¿Por qué los alumnos se acercan a la escuela y a los adultos con escepticismo y desconfianza, como si hubieran perdido la fe en el sentido del aprendizaje y en el sentido de gran parte de su vida?
Y cuando se les entrevista a los egresados, hacen las siguientes afirmaciones: «Si bien teníamos buenas notas, pero eso no quiere decir que nos valoraron, o, al contrario: en el colegio aprendí que no soy importante ni tampoco lo que diga, soy aburrido y no suficientemente bueno.” Otro chico contestó: “No importaba mi persona ni tampoco si me interesaba la clase. Se esperaba que me adaptara a las normas y a las condiciones de trabajo para no arriesgarme a perder las buenas notas. Porque eso era lo que más importaba: tener éxito, eso es lo que nos inculcan los padres y profes.”
En consecuencia: ¿Se ha convertido la escuela en un campo de entrenamiento para el éxito en una sociedad, cuyo mayor valor es el económico?, ya que, según los estudios de Geert Hofstede, España es una cultura con mucho miedo a la inseguridad. Por lo tanto, hay que sacrificar la autenticidad del joven que tiene que doblarse, conformarse con lo que hay y padecer las normas.
Este conformismo podría entenderse si el sistema educativo fuera muy eficiente y superara a los centros de cualificación de otros países. Pero la realidad es diferente: A diferencia de las empresas, que tienen que someterse a una evaluación periódica para seguir siendo competitivas en el mercado, en las escuelas no se produce dicha evaluación, sino que sólo tiene lugar el control de los profesores y las normativas emitidas por el Ministerio.
El precio que tienen que pagar los estudiantes por este sistema educativo es demasiado alto, opinan los neurólogos como el científico alemán G. Hüther: “Los niños son a los 5 años de edad 98% pequeños genios, pero con 15 años este genio se ha reducido a sólo un 5 %”.
¿Qué está fallando?
Sigamos preguntando a empresarios: “Según un estudio del Banco Mundial, los jóvenes que hoy tienen 15 años, trabajarán después en ocupaciones que todavía no existen.”
Así es que no sólo se cuestiona el «cómo» del aprendizaje en la escuela, sino también el «qué», el canon de las asignaturas mismas. De verdad, la escuela realmente no parece tomar en serio a sus estudiantes obligando a los estudiantes a aprender programas que no necesitan para sus futuras carreras.
De este modo, la escuela se desautoriza obviamente ante los ojos de sus usuarios. Los estudiantes lo notan, pero el sistema educativo y la mayoría de los padres no. ¿Cuán dramático es eso?
¿Tal vez Esty Quesada tenga razón, después de todo? No tiene sentido aprender. ¿No es comprensible que los alumnos estén desmotivados y que lleguen a faltar a clase?
Imagen: Academia Axel Burkart, Colegio, inteligencia, creatividad para formarse su opinión propia, 2022.
¿De dónde, entonces, extraen los jóvenes el sentido de la vida?
Muchos lo encuentran en los medios de comunicación que consultan constantemente, en los llamados ‘redes sociales’, en los videojuegos que juegan con amigos o solos.
¿Son estos los patrones de valores reales que interiorizan muchos jóvenes más aún en tiempos de guerra, imágenes enemigas, crisis económica? ¿Se les puede culpar de prestar más atención a las distopías de nuestro tiempo, en tanto ellos ven que tienen un valor real en nuestra sociedad actual?
Algunos se identifican con los modelos que les proporcionamos, pero otros se distancian de estas ofertas de sentido que no ven como suyas. Se retraen, pierden la confianza en las autoridades, por no haber sido comprendidos por otros en su vulnerabilidad frente a un mundo ajeno. Se apartan, se retiran a su habitación, se vuelven autoagresivos, porque el entorno les refleja que no están bien, que no son buenos para este mundo, de modo que creen que son culpables de su situación.
Un estudio europeo detectó autoagresiones en un tercio de los jóvenes, según registros en hospitales en Cataluña.
¿Y qué pasa si al final se dan cuenta de que han aterrizado en el planeta equivocado y piensan en deshacerse de su vida?
¡11 personas por día terminan su vida en España!
Si preguntamos al más exitoso psicólogo del ‘’Tercer camino del Psicoanálisis de Viena’, Viktor Frankl, por su diagnóstico, respondería: “A nuestros jóvenes le falta el sentido de por qué vivir. Sufren de síntomas de depresión debido a una degeneración ética, moral y de valores en medio de abundancia de bienes materiales.”
Prof. Dr. Viktor Frankl, Psicólogo y Terapeuta austríaco.
Además, él daría una explicación del espíritu contemporáneo negativo diciendo que el hombre unidimensional se siente existencialmente frustrado, en vez de actuar como un arquitecto de su vida, se convirtió en un ser reactivo, conforme al concepto de realidad de las autoridades, que se hace absoluto y al que hay que someterse. En consecuencia, el alumno ha devenido un objeto del sistema educativo carente de un sentido existencial para la juventud.
¿Cómo salimos de esto?
Einstein nos muestra el camino diciendo que los problemas nunca se pueden solucionar con la misma mentalidad de la cual surgieron, pero sólo en un nivel cualitativamente superior.
¿Cómo se entendería, entonces, el aprendizaje, preguntando a los científicos modernos, concretamente a la filosofía cuántica?
Nos explican los científicos que el mayor problema es nuestra auto-referencialidad, con la que almacenamos experiencias pasadas en nuestro cerebro y luego actuamos sobre esa base.
Pero, ¿y si el futuro y sus condiciones de empleo son inciertos? ¿si estamos en camino a una nueva era, dirigiéndonos hacia un nuevo mundo con nuevas dimensiones?
El problema para los profesores y los padres es que actúan con una percepción selectiva basada en su propia y pretérita experiencia y quieren ver este mundo reflejados en sus jóvenes – porque buscamos en los demás lo que nosotros mismos somos.
En autopoiesis el pensamiento circula sólo en el mundo mental propio, sin lograr intercomunicarse con el mundo exterior. El conocimiento, la cognición queda limitada a lo que se reconoce como propio en un mundo cerrado.
Esto significa entonces que miramos al alumno más bien como un objeto, pero no como sistema vivo. Así que, de buena fe, aplicamos el viejo pensamiento y los viejos métodos a una nueva época y luego nos sorprendemos cuando los jóvenes no encuentran esta transferencia adecuada y se rebelan contra ella.
Los físicos cuánticos tienen una visión moderna del ser humano, el de un sistema vivo, según la cual el espacio entre el centro del átomo y los electrones que lo orbitan es un área gigantesca, llena de Quants que giran o tienen un ‘spin’, sensibles de ser magnetizados por la conciencia o la intención de la persona. Este ‘Spin’ es altamente intensivo y abierto a mil posibilidades, que debe entenderse como responsable del sentido autodeterminado del pensamiento y la acción humanos. Según la interpretación de Copenhage de la Física Cuántica ‘influenciando conscientemente el spin’ se aprende con sentido y de verdad.
Interpretación de Copenhage de la Física Cuántica:
Por ejemplo, el Prof. Ulrich Warnke, físico cuántico, explica que los Quants tienen un sentido de rotación que se puede influenciar por nuestra mente y nuestra voluntad:
Dr. Ulrich Warnke, físico cuántico alemán
«Flow» se refiere a un estado de felicidad que las personas experimentan cuando están completamente «absortas» en una tarea. En contra de las expectativas iniciales, solemos alcanzar este estado de ánimo casi eufórico no cuando no hacemos nada o estamos de vacaciones, sino cuando nos dedicamos intensamente al trabajo o a una tarea difícil.» Cualquiera que haya experimentado este estado de intensa inmersión y absorción en una tarea sabe lo eufórico que puede ser este estado. Por lo tanto: ¡utiliza tu potencial y encuentra una causa que esté cerca de tu corazón!
El entusiasmo es un abono para el cerebro
Por lo tanto, cada alumno debe ser comprendido y apoyado en su personalidad única y con sus potenciales específicos por sus padres y su mentor para encontrar el significado concreto de su aprendizaje y, posteriormente, experimentarse a sí mismos en el aula como autoefectivo y en aplicación exitosa.
Así se define la enseñanza como un proceso de comunicación o interacción, al que están conectados diversos sistemas mentales que, como subsistemas interactuantes, forman un todo: